En el panorama educativo actual, la interculturalidad es esencial para preparar a los ciudadanos para un mundo globalizado. Dado que las fronteras se vuelven cada vez más difusas y la comunicación es inmediata, los sistemas educativos deben adaptarse a esta nueva realidad. Según Bauman (2015, p.9), la modernidad ha transformado las instituciones sociales, requiriendo flexibilidad y constante reconfiguración. Por ende, la educación debe abordar el desafío de la convivencia multicultural y cambiante, promoviendo competencias actitudinales fundamentales, tales como la empatía, el respeto y la apertura a otras culturas.
De acuerdo con Olivencia (2013, p.171) un aspecto esencial en una educación que aspire a ser auténticamente intercultural radica en establecer condiciones concretas y eficaces que garanticen que los espacios de intercambio cultural faciliten la igualdad de oportunidades y aborden de manera efectiva cualquier manifestación de racismo o discriminación. Para lograr estos espacios auténticos de intercambio intercultural, se requiere que todos los miembros de la comunidad educativa adquieran competencias interculturales, entiendan estas últimas como el conjunto de actitudes, valores y comportamientos que promueven una receptividad positiva hacia la diversidad.
En este contexto, resulta esencial realizar un análisis crítico del estado actual de la educación colombiana en cuanto a la integración de la interculturalidad. Mientras algunos sistemas educativos han logrado avances significativos en este ámbito, todavía hay un largo camino por recorrer en muchos otros. La propuesta que presentamos busca no sólo inculcar estas competencias actitudinales en los estudiantes, sino también repercutir positivamente en la sociedad en su conjunto. Con ella esperamos fomentar un entorno donde la tolerancia y el entendimiento mutuo sean la norma, preparando así a los jóvenes para un campo laboral y una sociedad global cada vez más interconectados.
Para lograrlo, proponemos una metodología que incluye enfoques de enseñanza innovadores, actividades prácticas y la participación activa de toda la comunidad educativa. La formación y capacitación de los docentes en competencias interculturales será un pilar fundamental de este enfoque, reconociendo su rol esencial en la orientación y formación de los estudiantes, para garantizar un impacto duradero y significativo.
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