Delimitación interdisciplinaria


En las reflexiones de Fornet (2023, p.3) sobre la interculturalidad, se resalta la importancia de la ética como un elemento crucial. Fornet no la concibe simplemente como la adherencia y cumplimiento de normas establecidas con el fin de ser metas definitivas en sí mismas. Su perspectiva no se centra en la conservación o protección de las culturas como entidades estáticas con valores inalterables. Más bien, plantea que el propósito ético reside en promover la libertad y el pleno desarrollo de los individuos que forman parte de esas culturas. En otras palabras, la ética no debería limitarse a ser un medio para preservar tradiciones, sino que debe ser un medio para permitir que las personas vivan de manera libre y satisfactoria dentro de sus contextos culturales.

En este escenario, se hace evidente la necesidad de una integración amplia y estructurada de la diversidad cultural. Este proceso valida y reconoce de manera digna y concreta las diversas perspectivas sobre el universo. Por un lado, implica que los individuos deben comprenderse a sí mismos a través de la percepción que los demás tienen de ellos. Surge la noción de imitación como respuesta a la necesidad de obtener valor o posición social. No obstante, este proceso a veces conduce a la negación o rechazo de lo auténtico, con el individuo luchando contra sus propios orígenes. Esto obstaculiza la apreciación y valoración de la diversidad propia, negando tanto su legado como el del otro.

Para precisar los fundamentos filosóficos de la interculturalidad en un contexto más cercano a la población abordada en esta propuesta, es relevante señalar que en América Latina se ha dado énfasis a la idea de acoger las diversas expresiones culturales. A lo largo de la historia, esta perspectiva ha impregnado la realidad de los individuos, considerando diversas formas de convivencia en la sociedad. Fornet (2001, citado en Pérez et al.,2023, p.20) presenta un planteamiento en relación con el modelo colonial moderno en América Latina, en el cual el dominio cultural está presente y se esfuerza por obstaculizar el desarrollo autóctono, imponiendo la subordinación de ciertas culturas a lo que se considera como culturas más "civilizadas".

Ante los planteamientos abordados acerca de la ética y su vinculación con la interculturalidad, y considerando la intervención pedagógica propuesta para fortalecer las competencias interculturales, es fundamental incorporar el desarrollo moral en este proceso de formación. Para abordar el desarrollo moral, nos basaremos en la teoría de Kohlberg (2002, p. 3-6), la cual identifica diversas etapas morales o estadios que reflejan distintas formas de juicio moral. Estos estadios se dividen en tres niveles: preconvencional, convencional y postconvencional.

 Nuestro enfoque se centra en cinco elementos clave: comprensión de la diversidad cultural, adaptación de estrategias pedagógicas, resolución de conflictos interculturales y el fomento del bienestar emocional y la resiliencia. Estos elementos permitirán una mayor comprensión y valoración de la diversidad cultural, al tiempo que promueven una convivencia armoniosa y pacífica.

A partir de dichos elementos, la intervención se enfocará en fortalecer el bienestar emocional de los estudiantes, reconociendo los desafíos que pueden surgir al enfrentarse a una educación intercultural. Se incorporarán enfoques de la psicología positiva (Seligman, 2011) para promover la resiliencia y el desarrollo de habilidades socioemocionales que faciliten la adaptación positiva a los cambios culturales.

En el ámbito educativo, múltiples autores han investigado sobre la inclusión en el contexto de la diversidad cultural, explorando cómo superar la segregación étnica u otras formas de exclusión en la educación. Según Carrasco (2023, p. 240), la escuela promueve valores y prácticas democráticas que refuerzan la equidad y justicia social. Bernstein (1988, citado en Carrasco, 2023, p. 247) también resalta la educación como clave para la integración social y el respeto en la sociedad.

Ahora bien, esta propuesta pedagógica que va en línea con las ideas de Bernstein sobre el papel de la escuela y el valor de la otredad, también retoma la propuesta de Mockus (1994), quien sostiene que la interculturalidad permite desarrollar la creatividad moral, interactuando en sistemas culturales con reglas diferenciadas, introduciendo el término "anfibio cultural" para referirse a individuos capaces de transitar entre culturas sin irrespetar ninguna. Distingue entre el respeto externo, que limita la interacción, y el respeto "desde dentro", que facilita la interacción mediante la comunicación entre distintos conocimientos, enfatizando en la interpretación y re-contextualización para la coexistencia.


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